Post by Citan Uzuki on Nov 18, 2007 23:31:20 GMT -4
“Deseos”
Por Patricia Collado García
Serie: “Sakura Card Captor”
Personajes: Sakura Kinomoto y Li Shaoran.
Resúmen: Todo se mueve entre la semana antes del cumpleaños de Sakura, donde cosas extrañas pasan pero todo se mueve a una misma persona: Shaoran. Sakura no puede contener más no estar con el, y comienza a desesperarse pero lo que no sabe es que sus deseos están por cumplirse con una carta inesperada.
Género: Romance.
“Deseos”
Después de nuestro ultimo encuentro en Hong Kong nos perdimos de vista, y todo siguió a la normalidad como si nada hubiera pasado, pero la verdad era que no podía olvidarme de el: su sonrisa, sus criticas, sus regaños, todo el. Ya cursaba el 1er Bachiller y seguía siendo la misma pequeña Sakura de antes, pero la verdad que en mi corazón algo me faltaba, algo que todavía no podía olvidar, algo que era difícil de borrar.
Faltaba una semana para mi cumpleaños, pero no tenia ganas para hacer algo diferente a nada. Debía buscar algo que hacer, por lo menos tratar de no estar sola en ese día, pero la verdad que ya todas las ganas se me habían ido. Los días transcurrían lentos, y hablamos de que todavía es lunes y falta 6 días mas. El colegio era aburrido, los recreos eras cortos y las clases no terminaban. Sentada en mi silla con la cabeza abajo mirando los pétalos caer del árbol gigantesco de cerezo me hizo recordar algo y me volteo hacia atrás rápidamente:
* Shaoran recuerdas la vez….- quede en silencio mirando hacia atrás, ese puesto vacío que después de su partida nadie lo había tomado.
* -Sakura…-dice tomoyo bajito tratando de no lastimarme
Simplemente, me voltee hacia el frente de nuevo y me deje caer a la mesa y deje de pensar un solo segundo para poder volver a la normalidad. No podía creer que me había olvidado que ya no estaba con nosotros. Pequeñas lagrimas comenzaron a salir de mis ojos y todos esos momentos con el comencé a recordar uno a uno hasta que llegaron a ese día; si, ese día cuando declaro lo que sentía por mi . No pude contenerme más, me pare y salí hacia fuera para poder coger un poco de aire fresco.
Comencé a caminar lentamente por todo el jardín de la escuela tratando de buscar un lugar aislado y tranquilo para poder pensar. Después de una larga caminata encontré el lugar perfecto para sentarme y mirar el cielo: el gran estanque. Me acosté en su borde y con mi mano izquierda comencé a acariciar el agua lentamente y cerrando los ojos podía oír el ruido del aire y las hojas que se movían.
De repente sentí unas manos que acariciaban mi largo cabello marrón, y comencé a abrir los ojos y vi la presencia de Tomoyo sentada junto a mi.
- Deberías de llamarlo por lo menos y así no tuvieras tanto de que preocuparte.- dice tomoyo siguiendo tocando mi cabello.
- Crees que no lo e hecho?. Entre cartas, email, llamadas, mensajes por el celular, ninguna son respondidas. Quizás ya me olvido y yo debería de hacer también lo mismo.-digo yo sentándome a su lado recostándome de su hombro.
-No creo que sea así como dices…-dice Tomoyo apartándose de mi dándome una gran sonrisa y yéndose otra vez hacia la escuela.
Me dejo en incógnita. ¿Qué me quiso decir con eso?. Si no es así como dije, entonces porque no estamos juntos o por lo menos supiéramos de cada uno. Si todavía nos esperamos, ¿Por qué no toma la decisión de venir y quedarse conmigo?. Miles de preguntas surgieron después de las ultimas palabras de Tomoyo y ninguna tenían respuesta, porque era el que debía de dármelas todas.
La campana de salida comenzó a tocar, pero me quería quedar mas tiempo en el estanque para poder pensar y reflexionar. No tenia fuerzas en las piernas para pararme sola, es más, no tenia mas fuerza para poder seguir pensando en la misma cosa que siempre pensaba, o mejor dicho pensar en solo el. Mi tiempo en mi cabeza solo eran dadas a el, y mi vida había parado desde el ultimo adiós que nos dimos.
Me pare lentamente y comencé a caminar un poco rápido hacia el curso a buscar mi mochila. Al llegar la puerta no quería abrir. Pensé que alguien debía de estar adentro y comencé a tocar, pero no había respuesta de nadie. Seguí insistiendo pero nadie parecía estar allí. Con todas mis fuerzas empuje lo mas duro que pude hasta que se abrió. Nadie estaba allí, solo mis cosas.
Camine mirando todos los lados y todos los rincones, a ver si alguien estaba pero no encontré nada. Al llegar al escritorio arriba de mis cosas había un pequeño oso marrón de peluche. y en pequeños brazos había una nota con el nombre de : Li Shaoran. Solo me detuve y no pude contener las lagrimas.
-Si creen que esto es un buen relajo, no lo es!, quien quiera que este ahí, que salga y de la cara!.- Digo yo con todas mis furias buscando el culpable de la broma. Pero Nadie me contesta, no había nadie en el curso mas que yo. Corrí hacia mi mesa a coger mis cosas, y deje el peluche donde estaba. Camine a la puerta del curso lentamente, y cerré la puerta ligeramente.
No podía contener las lagrimas, solo ese peluche me hacia recordar ese St. Valentín cuando todos hacíamos peluche para regalar a la persona querida, y me recuerda: la vez que se fue. Camine los pasillos vacíos solo haciendo memoria a el, cuando estaba por salir de la puerta de entrada de la escuela, una voz desde muy lejos estaba gritando mi nombre, me voltee con cuidado y respondí, era solo Rika.
- Hey Sakura, como estas?.- dice Rika dándome una gran sonrisa.
- Pues, creo que bien. Alguien me jugo una broma dejándome una carta de Shaoran en mi escritorio con un oso de peluche.-digo yo
- Si? Pues después de que todo el mundo de tu curso saliera me pareció ver una chica entrando un poco mas grande que tu con dos trenzas, parecía a Mailing pero no me fije muy bien.
-Li Mailing?- Me detuve un momento a pensar y todo concordaba con la carta y el peluche. Quizás fuera ella que lo dejo ahí, y no era ninguna broma. Me deje llevar del momento, y salí corriendo hacia vía contraria de donde estábamos.
-Sakura! ¿Donde vas?.- grita Rika
-A casa de Tomoyo! Fue un placer poder hablar de nuevo contigo.- Digo yo siguiendo corriendo rápidamente a la casa de tomoyo.
Todo en mi cabeza daba vueltas, y las mismas memorias llegaban a mi cabeza, Shaoran ahora estaba mas presente que antes, después de saber que quizás Meiling pudiera estar aquí, y si ella estaba entonces quizás…
Comencé a tocar la puerta de la casa de Tomoyo, tan duro y fuerte como pude. El Mayordomo abrió y solo corrí a donde estaba Tomoyo. Debía preguntarle, debía saber la respuesta para aclarar todo. Ella sentada en su cama peinando su largo cabello solo me miro asustada por mi gran cara de enojo y cansancio de tanto correr.
- Sakura! Que pasa?.- dice Tomoyo asombrada
- ¿Que me pasa?, ¿Quieres saber que me pasa? De que tu sabes lo que esta pasando, y no me dices nada. De que Meiling esta en Tokio y no me has dicho nada, de la carta de mi escritorio y el oso de peluche. ¿Quieres saber todavía que me pasa?.-digo con mucha furia que no podía contener, ya que ella sabia como había estado todo este tiempo.
-De verdad, no lo sabia. Ahora es que me entero por ti sobre lo de Meiling.-dice Tomoyo parándose de su cama y yendo hacia una de las gavetas de su escritorio. Sacando una carta de ella, camino hasta a mi y me la entrego.
Contuve la respiración viendo mi nombre en ella. No quería abrirla, no quería saber el contenido del sobre, así que la guarde en mi mochila y no la abrí. Me sentía nerviosa teniendo esa carta sin abrir en la mochila. Tomoyo suavemente me miro y con su voz dulce me dijo:
- Cuando estés preparada para leer lo que esta adentro, será el tiempo que lo tendrás que abrir.-dice Tomoyo dándome un fuerte abrazo.
Me quede unas horas mas en casa de Tomoyo, tratando de no pensar en el asunto. Después de tomar la merienda me devolví a casa, pero en el momento ya no pensaba en nada, solo en la carta que me había entregado Tomoyo. La quería abrir, y con muchas ansias , pero… mi temor a descubrir algo que no quería no me dejaba leerla. Abrí la puerta, me fije y ni mi padre ni mi hermano estaban en casa, tendría mas tiempo para estar a solas. Subí al cuarto y me deje caer en la cama, hoy no era el día mas feliz de mi vida y no lo iba hacer hasta poder estar con el. Me volteé para ver la mochila y quedarme fijada descifrando el que dirá la carta. Pero nada se me ocurría, porque quizás podía hacer una mala noticia como una buena, pero hasta no tener el valor de abrirla no podía hacerlo. El sueño comenzó a matarme y de un rato a otro me quede completamente dormida.
Después de esos días, los días fueron peores, no había manera de que yo dejara de pensar en el asunto aquel, en el peluche y el sobre con el nombre de Shaoran. Solo faltaba ya un solo día para mi “feliz” cumpleaños y ni siquiera sabia lo que iba hacer para ese día, ya que todas las ganas se me habían ido con todo este lío. En este instante me gustaría no estar a donde estoy y poder no recordar todo lo que tengo que recordar. Otra vez me hallaba en un día mas de colegio, en un día mas de tortura para mi, pero me alegraba ver las hojas del árbol de cerezo caer. Si, esas hojas tan rosadas y pequeñas que caían lentamente al piso me daban el tiempo de paz que necesitaba. El timbre de recreo había sonado pero no quería pararme de ahí, quería seguir viendo el gran árbol de cerezo que estaba frente a la ventana. Mis ojos lentamente comenzaron a cerrar y quede dormida. Esta semana no había sido la mas deseada, y mas sabiendo que el ni por mas que lo soñara o lo deseara no iba a estar.
La puerta la pude oír que se habría pero seguramente era alguien del curso que entro a buscar algo. Lo raro fue que nunca se cerró de nuevo, abrí un pocos los ojos y la sombra de un chico se podía ver. Alto, pelo corto…
-Shaorann!!.- me volteé pero no había nadie ahí, solo un estudiante de mi curso. Me sentí tan avergonzada a decir su nombre en alto pero era tan igual a el, simplemente me estoy volviendo loca cada día sin que este el aquí.
La hora de recreo se había terminado y todos volvieron al curso, pero no resistía mas estar ahí, en ese curso donde hace 4 años atrás compartimos. Si todos lo años me tocaron en el mismo curso, y a sido una pesadilla estar en el mismo lugar por 4 años, y el asiento de atrás vació después de su partida a Hong Kong. Empaque todas mis cosas y me fui a casa.
El camino entero no se oía ni un sonido, todo estaba tranquilo solo se podía oír mis pasos. Llegando a la entrada de la casa, cuando fui abrir la puerta me fije que estaba abierta. Abrí un poco y asomé la cabeza para ver si había alguien.
-¿Touya? ¿Papa?.- Pero nadie me contesto, parecía que ellos no eran lo que estaban en casa, así que cogi una de las sombrillas que estaban cerca de la puerta y despacio comencé a entrar a la casa viendo a todos los lugares, subí las escaleras y revise los cuartos y nadie estaba. Al llegar al mío, lo abrí y solo estaba Kero durmiendo. Suspire y fui a mi escritorio a dejar mi mochila, y encontré la carta que Tomoyo me había dado. Pero debía de estar en mi mochila. La abrí y me di cuenta que no estaba, y nada mas pensé que el único atrevido seria KE-RO.
- Como pudiste revisar mis cosas y sacar esa carta sabiendo que no es de tu incumbencia!.- digo muy enojada agarrándolo por la cola
- Pero… si no fui yo Sakura! Me la pase durmiendo el día entero.- dice Kero todavía medio durmiendo.
Nada concordaba, ni la puerta abierta ni la carta en el escritorio. Pero de algo estaba segura, de que ya la tenia que abrir. Bueno o malo, debía saber lo que era, y entre mas rápido el dolor y la angustia iban a pasar. Solté a Kero y fui hasta el escritorio y comencé a mirar ese asunto que me ponía nerviosa cada vez que pensaba en ella. La agarre con mis manos y con nervios comencé a abrirla y saque un papel blanco como la nieve escrito con tinta roja: ESTOY AQUÍ, NOS ENCONTRAMOS A LAS 4 EN EL PARQUE PINGÜINO y abajo el nombre de Shaoran.
Simplemente mis ojos no paraban de ver el nombre de Shaoran. De repente vi la hora y me di cuenta que faltaban solo 10 minutos para que fueran las 4. No supe que ponerme, que hacer, si bañarme o simplemente irme corriendo. Mi cabeza daba mas vuelta que antes, estaba mas nerviosa que antes, pero estaba alegre. Salí corriendo del cuarto y baje lo mas pronto que pude las escaleras, cogi un abrigo y salí hacia el parque pingüino. Corrí sin parar, mi corazón estaba acelerado pero de emoción y de alegría, solo faltaban 3 minutos para las cuatro en mi reloj, y ya había llegado. Busque con mi mirada a ver si lo veía pero no había rastros de el. Me senté en unos de los columpios a esperarlo y mire a mi reloj y ya eran las 4:15 de la tarde. Mis alegrías se volvieron en lagrimas, no sabia si vendría o no, pero sentía de que todo fue un mal juego.
De repente alguien tapo mis ojos y solo me quedo decir: Shaoran? pero nadie me contesto mi pregunta, pequeñas lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Ya no podía mas, simplemente necesitaba estaba estar con el porque, era mi enfermedad y mi cura. De repente las manos de la persona que me estaban tapando los ojos bajaron de mi cara hasta abrazarme y con un pequeño susurro en mi oído dijo: ya estoy aquí, no tienes que llorar mas. Comencé a llorar más pero ya no era de tristeza, solo de sentir su calor y su voz me hacia estar feliz. Volteé la cabeza hasta dar con su cara, no había cambiado en nada: su misma sonrisas, su mismo ojos marrones, su mismo cabello. Era mi pequeño Shaoran.
Lentamente me voltee hasta abrazarlo con todas mis fuerzas, como si fuera el ultimo abrazo que le daría y no pude contenerme mas. No tenia ganas de hablar, solo de permanecer en sus brazos hasta la noche y saber que estaba ahí conmigo. Sus manos recorrían mi cabello y mi cintura y solo pude oír lo que siempre anhelé que dijera:
- A partir de hoy no tendrás que llorar mas, no tendrás que pensar en mi, ni preocuparte por mi. A partir de hoy, yo estaré a tu lado siempre y no te dejare ir más. Debí habértelo dicho antes, pero nunca encontré el momento para decirlo pero ahora, creo que es el momento apropiado ya que, a partir de hoy viviré en esta ciudad a mis cuentas, volveré a la misma escuela de antes y a sentarme justamente en el mismo lugar donde siempre he estado, y seguiré amando a la chica que siempre amé.
No tenia que decir mas, con eso era mas que suficiente para mi. Con eso podía vivir y morir feliz, porque tenia lo que mas deseaba en mis manos y ahora, nunca mas lo perdería de nuevo. Lo mire fijamente a sus ojos y tiernamente le di ese beso que nunca le pude dar antes en sus pequeños labios, un beso que no duro tanto pero que al final valió el tiempo. Seguí abrazándolo, no quería irme ahora de su lado, necesitaba un poco mas de tiempo así y seguí llorando hasta votar todas mis lagrimas.
El sol a cada minuto más se ponía para que así la luna dijera sus buenas noches y seguíamos abrazados en el mismo lugar, sin decir una palabra a cada uno. Ese momento fue el único momento más importante que me paso y el que nunca olvidare, porque fue en el momento donde mis deseos pudieron cumplirse.
-Feliz Cumpleaños Sakura.- dijo Shaoran tiernamente y seguí llorándole en su regazo de felicidad.
FIN
Por Patricia Collado García
Serie: “Sakura Card Captor”
Personajes: Sakura Kinomoto y Li Shaoran.
Resúmen: Todo se mueve entre la semana antes del cumpleaños de Sakura, donde cosas extrañas pasan pero todo se mueve a una misma persona: Shaoran. Sakura no puede contener más no estar con el, y comienza a desesperarse pero lo que no sabe es que sus deseos están por cumplirse con una carta inesperada.
Género: Romance.
“Deseos”
Después de nuestro ultimo encuentro en Hong Kong nos perdimos de vista, y todo siguió a la normalidad como si nada hubiera pasado, pero la verdad era que no podía olvidarme de el: su sonrisa, sus criticas, sus regaños, todo el. Ya cursaba el 1er Bachiller y seguía siendo la misma pequeña Sakura de antes, pero la verdad que en mi corazón algo me faltaba, algo que todavía no podía olvidar, algo que era difícil de borrar.
Faltaba una semana para mi cumpleaños, pero no tenia ganas para hacer algo diferente a nada. Debía buscar algo que hacer, por lo menos tratar de no estar sola en ese día, pero la verdad que ya todas las ganas se me habían ido. Los días transcurrían lentos, y hablamos de que todavía es lunes y falta 6 días mas. El colegio era aburrido, los recreos eras cortos y las clases no terminaban. Sentada en mi silla con la cabeza abajo mirando los pétalos caer del árbol gigantesco de cerezo me hizo recordar algo y me volteo hacia atrás rápidamente:
* Shaoran recuerdas la vez….- quede en silencio mirando hacia atrás, ese puesto vacío que después de su partida nadie lo había tomado.
* -Sakura…-dice tomoyo bajito tratando de no lastimarme
Simplemente, me voltee hacia el frente de nuevo y me deje caer a la mesa y deje de pensar un solo segundo para poder volver a la normalidad. No podía creer que me había olvidado que ya no estaba con nosotros. Pequeñas lagrimas comenzaron a salir de mis ojos y todos esos momentos con el comencé a recordar uno a uno hasta que llegaron a ese día; si, ese día cuando declaro lo que sentía por mi . No pude contenerme más, me pare y salí hacia fuera para poder coger un poco de aire fresco.
Comencé a caminar lentamente por todo el jardín de la escuela tratando de buscar un lugar aislado y tranquilo para poder pensar. Después de una larga caminata encontré el lugar perfecto para sentarme y mirar el cielo: el gran estanque. Me acosté en su borde y con mi mano izquierda comencé a acariciar el agua lentamente y cerrando los ojos podía oír el ruido del aire y las hojas que se movían.
De repente sentí unas manos que acariciaban mi largo cabello marrón, y comencé a abrir los ojos y vi la presencia de Tomoyo sentada junto a mi.
- Deberías de llamarlo por lo menos y así no tuvieras tanto de que preocuparte.- dice tomoyo siguiendo tocando mi cabello.
- Crees que no lo e hecho?. Entre cartas, email, llamadas, mensajes por el celular, ninguna son respondidas. Quizás ya me olvido y yo debería de hacer también lo mismo.-digo yo sentándome a su lado recostándome de su hombro.
-No creo que sea así como dices…-dice Tomoyo apartándose de mi dándome una gran sonrisa y yéndose otra vez hacia la escuela.
Me dejo en incógnita. ¿Qué me quiso decir con eso?. Si no es así como dije, entonces porque no estamos juntos o por lo menos supiéramos de cada uno. Si todavía nos esperamos, ¿Por qué no toma la decisión de venir y quedarse conmigo?. Miles de preguntas surgieron después de las ultimas palabras de Tomoyo y ninguna tenían respuesta, porque era el que debía de dármelas todas.
La campana de salida comenzó a tocar, pero me quería quedar mas tiempo en el estanque para poder pensar y reflexionar. No tenia fuerzas en las piernas para pararme sola, es más, no tenia mas fuerza para poder seguir pensando en la misma cosa que siempre pensaba, o mejor dicho pensar en solo el. Mi tiempo en mi cabeza solo eran dadas a el, y mi vida había parado desde el ultimo adiós que nos dimos.
Me pare lentamente y comencé a caminar un poco rápido hacia el curso a buscar mi mochila. Al llegar la puerta no quería abrir. Pensé que alguien debía de estar adentro y comencé a tocar, pero no había respuesta de nadie. Seguí insistiendo pero nadie parecía estar allí. Con todas mis fuerzas empuje lo mas duro que pude hasta que se abrió. Nadie estaba allí, solo mis cosas.
Camine mirando todos los lados y todos los rincones, a ver si alguien estaba pero no encontré nada. Al llegar al escritorio arriba de mis cosas había un pequeño oso marrón de peluche. y en pequeños brazos había una nota con el nombre de : Li Shaoran. Solo me detuve y no pude contener las lagrimas.
-Si creen que esto es un buen relajo, no lo es!, quien quiera que este ahí, que salga y de la cara!.- Digo yo con todas mis furias buscando el culpable de la broma. Pero Nadie me contesta, no había nadie en el curso mas que yo. Corrí hacia mi mesa a coger mis cosas, y deje el peluche donde estaba. Camine a la puerta del curso lentamente, y cerré la puerta ligeramente.
No podía contener las lagrimas, solo ese peluche me hacia recordar ese St. Valentín cuando todos hacíamos peluche para regalar a la persona querida, y me recuerda: la vez que se fue. Camine los pasillos vacíos solo haciendo memoria a el, cuando estaba por salir de la puerta de entrada de la escuela, una voz desde muy lejos estaba gritando mi nombre, me voltee con cuidado y respondí, era solo Rika.
- Hey Sakura, como estas?.- dice Rika dándome una gran sonrisa.
- Pues, creo que bien. Alguien me jugo una broma dejándome una carta de Shaoran en mi escritorio con un oso de peluche.-digo yo
- Si? Pues después de que todo el mundo de tu curso saliera me pareció ver una chica entrando un poco mas grande que tu con dos trenzas, parecía a Mailing pero no me fije muy bien.
-Li Mailing?- Me detuve un momento a pensar y todo concordaba con la carta y el peluche. Quizás fuera ella que lo dejo ahí, y no era ninguna broma. Me deje llevar del momento, y salí corriendo hacia vía contraria de donde estábamos.
-Sakura! ¿Donde vas?.- grita Rika
-A casa de Tomoyo! Fue un placer poder hablar de nuevo contigo.- Digo yo siguiendo corriendo rápidamente a la casa de tomoyo.
Todo en mi cabeza daba vueltas, y las mismas memorias llegaban a mi cabeza, Shaoran ahora estaba mas presente que antes, después de saber que quizás Meiling pudiera estar aquí, y si ella estaba entonces quizás…
Comencé a tocar la puerta de la casa de Tomoyo, tan duro y fuerte como pude. El Mayordomo abrió y solo corrí a donde estaba Tomoyo. Debía preguntarle, debía saber la respuesta para aclarar todo. Ella sentada en su cama peinando su largo cabello solo me miro asustada por mi gran cara de enojo y cansancio de tanto correr.
- Sakura! Que pasa?.- dice Tomoyo asombrada
- ¿Que me pasa?, ¿Quieres saber que me pasa? De que tu sabes lo que esta pasando, y no me dices nada. De que Meiling esta en Tokio y no me has dicho nada, de la carta de mi escritorio y el oso de peluche. ¿Quieres saber todavía que me pasa?.-digo con mucha furia que no podía contener, ya que ella sabia como había estado todo este tiempo.
-De verdad, no lo sabia. Ahora es que me entero por ti sobre lo de Meiling.-dice Tomoyo parándose de su cama y yendo hacia una de las gavetas de su escritorio. Sacando una carta de ella, camino hasta a mi y me la entrego.
Contuve la respiración viendo mi nombre en ella. No quería abrirla, no quería saber el contenido del sobre, así que la guarde en mi mochila y no la abrí. Me sentía nerviosa teniendo esa carta sin abrir en la mochila. Tomoyo suavemente me miro y con su voz dulce me dijo:
- Cuando estés preparada para leer lo que esta adentro, será el tiempo que lo tendrás que abrir.-dice Tomoyo dándome un fuerte abrazo.
Me quede unas horas mas en casa de Tomoyo, tratando de no pensar en el asunto. Después de tomar la merienda me devolví a casa, pero en el momento ya no pensaba en nada, solo en la carta que me había entregado Tomoyo. La quería abrir, y con muchas ansias , pero… mi temor a descubrir algo que no quería no me dejaba leerla. Abrí la puerta, me fije y ni mi padre ni mi hermano estaban en casa, tendría mas tiempo para estar a solas. Subí al cuarto y me deje caer en la cama, hoy no era el día mas feliz de mi vida y no lo iba hacer hasta poder estar con el. Me volteé para ver la mochila y quedarme fijada descifrando el que dirá la carta. Pero nada se me ocurría, porque quizás podía hacer una mala noticia como una buena, pero hasta no tener el valor de abrirla no podía hacerlo. El sueño comenzó a matarme y de un rato a otro me quede completamente dormida.
Después de esos días, los días fueron peores, no había manera de que yo dejara de pensar en el asunto aquel, en el peluche y el sobre con el nombre de Shaoran. Solo faltaba ya un solo día para mi “feliz” cumpleaños y ni siquiera sabia lo que iba hacer para ese día, ya que todas las ganas se me habían ido con todo este lío. En este instante me gustaría no estar a donde estoy y poder no recordar todo lo que tengo que recordar. Otra vez me hallaba en un día mas de colegio, en un día mas de tortura para mi, pero me alegraba ver las hojas del árbol de cerezo caer. Si, esas hojas tan rosadas y pequeñas que caían lentamente al piso me daban el tiempo de paz que necesitaba. El timbre de recreo había sonado pero no quería pararme de ahí, quería seguir viendo el gran árbol de cerezo que estaba frente a la ventana. Mis ojos lentamente comenzaron a cerrar y quede dormida. Esta semana no había sido la mas deseada, y mas sabiendo que el ni por mas que lo soñara o lo deseara no iba a estar.
La puerta la pude oír que se habría pero seguramente era alguien del curso que entro a buscar algo. Lo raro fue que nunca se cerró de nuevo, abrí un pocos los ojos y la sombra de un chico se podía ver. Alto, pelo corto…
-Shaorann!!.- me volteé pero no había nadie ahí, solo un estudiante de mi curso. Me sentí tan avergonzada a decir su nombre en alto pero era tan igual a el, simplemente me estoy volviendo loca cada día sin que este el aquí.
La hora de recreo se había terminado y todos volvieron al curso, pero no resistía mas estar ahí, en ese curso donde hace 4 años atrás compartimos. Si todos lo años me tocaron en el mismo curso, y a sido una pesadilla estar en el mismo lugar por 4 años, y el asiento de atrás vació después de su partida a Hong Kong. Empaque todas mis cosas y me fui a casa.
El camino entero no se oía ni un sonido, todo estaba tranquilo solo se podía oír mis pasos. Llegando a la entrada de la casa, cuando fui abrir la puerta me fije que estaba abierta. Abrí un poco y asomé la cabeza para ver si había alguien.
-¿Touya? ¿Papa?.- Pero nadie me contesto, parecía que ellos no eran lo que estaban en casa, así que cogi una de las sombrillas que estaban cerca de la puerta y despacio comencé a entrar a la casa viendo a todos los lugares, subí las escaleras y revise los cuartos y nadie estaba. Al llegar al mío, lo abrí y solo estaba Kero durmiendo. Suspire y fui a mi escritorio a dejar mi mochila, y encontré la carta que Tomoyo me había dado. Pero debía de estar en mi mochila. La abrí y me di cuenta que no estaba, y nada mas pensé que el único atrevido seria KE-RO.
- Como pudiste revisar mis cosas y sacar esa carta sabiendo que no es de tu incumbencia!.- digo muy enojada agarrándolo por la cola
- Pero… si no fui yo Sakura! Me la pase durmiendo el día entero.- dice Kero todavía medio durmiendo.
Nada concordaba, ni la puerta abierta ni la carta en el escritorio. Pero de algo estaba segura, de que ya la tenia que abrir. Bueno o malo, debía saber lo que era, y entre mas rápido el dolor y la angustia iban a pasar. Solté a Kero y fui hasta el escritorio y comencé a mirar ese asunto que me ponía nerviosa cada vez que pensaba en ella. La agarre con mis manos y con nervios comencé a abrirla y saque un papel blanco como la nieve escrito con tinta roja: ESTOY AQUÍ, NOS ENCONTRAMOS A LAS 4 EN EL PARQUE PINGÜINO y abajo el nombre de Shaoran.
Simplemente mis ojos no paraban de ver el nombre de Shaoran. De repente vi la hora y me di cuenta que faltaban solo 10 minutos para que fueran las 4. No supe que ponerme, que hacer, si bañarme o simplemente irme corriendo. Mi cabeza daba mas vuelta que antes, estaba mas nerviosa que antes, pero estaba alegre. Salí corriendo del cuarto y baje lo mas pronto que pude las escaleras, cogi un abrigo y salí hacia el parque pingüino. Corrí sin parar, mi corazón estaba acelerado pero de emoción y de alegría, solo faltaban 3 minutos para las cuatro en mi reloj, y ya había llegado. Busque con mi mirada a ver si lo veía pero no había rastros de el. Me senté en unos de los columpios a esperarlo y mire a mi reloj y ya eran las 4:15 de la tarde. Mis alegrías se volvieron en lagrimas, no sabia si vendría o no, pero sentía de que todo fue un mal juego.
De repente alguien tapo mis ojos y solo me quedo decir: Shaoran? pero nadie me contesto mi pregunta, pequeñas lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Ya no podía mas, simplemente necesitaba estaba estar con el porque, era mi enfermedad y mi cura. De repente las manos de la persona que me estaban tapando los ojos bajaron de mi cara hasta abrazarme y con un pequeño susurro en mi oído dijo: ya estoy aquí, no tienes que llorar mas. Comencé a llorar más pero ya no era de tristeza, solo de sentir su calor y su voz me hacia estar feliz. Volteé la cabeza hasta dar con su cara, no había cambiado en nada: su misma sonrisas, su mismo ojos marrones, su mismo cabello. Era mi pequeño Shaoran.
Lentamente me voltee hasta abrazarlo con todas mis fuerzas, como si fuera el ultimo abrazo que le daría y no pude contenerme mas. No tenia ganas de hablar, solo de permanecer en sus brazos hasta la noche y saber que estaba ahí conmigo. Sus manos recorrían mi cabello y mi cintura y solo pude oír lo que siempre anhelé que dijera:
- A partir de hoy no tendrás que llorar mas, no tendrás que pensar en mi, ni preocuparte por mi. A partir de hoy, yo estaré a tu lado siempre y no te dejare ir más. Debí habértelo dicho antes, pero nunca encontré el momento para decirlo pero ahora, creo que es el momento apropiado ya que, a partir de hoy viviré en esta ciudad a mis cuentas, volveré a la misma escuela de antes y a sentarme justamente en el mismo lugar donde siempre he estado, y seguiré amando a la chica que siempre amé.
No tenia que decir mas, con eso era mas que suficiente para mi. Con eso podía vivir y morir feliz, porque tenia lo que mas deseaba en mis manos y ahora, nunca mas lo perdería de nuevo. Lo mire fijamente a sus ojos y tiernamente le di ese beso que nunca le pude dar antes en sus pequeños labios, un beso que no duro tanto pero que al final valió el tiempo. Seguí abrazándolo, no quería irme ahora de su lado, necesitaba un poco mas de tiempo así y seguí llorando hasta votar todas mis lagrimas.
El sol a cada minuto más se ponía para que así la luna dijera sus buenas noches y seguíamos abrazados en el mismo lugar, sin decir una palabra a cada uno. Ese momento fue el único momento más importante que me paso y el que nunca olvidare, porque fue en el momento donde mis deseos pudieron cumplirse.
-Feliz Cumpleaños Sakura.- dijo Shaoran tiernamente y seguí llorándole en su regazo de felicidad.
FIN